En los
panales de abejas, cada celda acoge a una larva. La distribución hexagonal
de celdas es la forma más efectiva de agruparlas en un espacio limitado,
dejando el mínimo espacio vacío. Cada celda fabricada por las abejas tiene
forma cilíndrica, y el hecho de que se vuelvan hexagonales se debe a la
compresión de cada una contra sus seis paredes vecinas.
Las
abejas necesitan celdas individuales para guardar la miel, y necesitan
aprovechar al máximo el espacio. Para ello construyen mosaicos sin huecos ni
salientes. La opción más favorable por mayor superficie e igualdad de perímetro
sin dejar espacios vacíos entre celdas, es el hexágono.
Las
celdas de una colmena son cilindros, que al apoyarse unos con los otros
redistribuyen sus bordes hasta adoptar la forma de un prisma hexagonal. Es la
manera más efectiva de subdividir el plano utilizando el menor perímetro
posible.
Por lo
tanto las abejas construyen sus celdas de forma circular, y al estar juntas
unas con otras, la cera del cilindro adopta forma hexagonal. La cera, al
encontrarse en un estado cuasifluído, las abejas giran sobre un punto fijo y
crean una fuerza de adhesión provocando que las celdas adopten esa forma.
Además con esta forma de realizar las celdas, aprovechan al máximo el espacio, cubriendo de forma completa el plano, sin dejar espacios ni huecos desaprovechados. Establecen una forma divisoria regular de distribución del plano, utilizando todo el espacio disponible para su labor.
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