miércoles, 5 de marzo de 2014

REFLEXIÓN Y REFRACCIÓN DEL SONIDO

En las salas de conciertos o de ópera, la distancia entre los solistas o los maestros, es mayor, pero la arquitectura de las salas debe estar diseñada para que el sonido sea absorbido por las paredes, así el volumen de la sala actúa como un espacio abierto. No debe exceder de unos treinta metros para que las voces de los solistas se escuchen con suficiente potencia y nitidez.




Para mejorar la audición de la palabra y de la música, actualmente se construyen reflectores elípticos cuya forma es similar a la de algunas conchas de moluscos abiertas. El fondo del altavoz se encuentra situado en el foco F de un elipsoide de revolución hueco y cuya superficie está perfectamente pulida. Una de las propiedades de la elipse es que si trazamos rectas hacia los Focos, F y F´ de la elipse desde cualquier punto P perteneciente a la cónica, esas rectas forman ángulos iguales con la normal a la elipse en P.


En consecuencia, todo rayo sonoro F-P que esté sobre la elipse en P, se refleja pasando por el segundo foco F´.


Para aprovechar una mejor audición, el altavoz se coloca de tal modo que su eje de simetría coincida con el eje F-F´ de la elipse, de tal modo que la energía emitida por la concha queda contenida en un cono cuyo vértice es F´. Un dispositivo como este permite a un oyente localizar el foco emisor mucho mejor que con un altavoz normal, pudiendo además eliminar distorsiones del sonido si colocamos la concha con una orientación favorable.



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